Hoy he ejercido uno de los derechos que ampara la Constitución. He votado. Por primera vez. Y ha sido un tremendo chasco. Como cuando ibas a pasar al instituto y de repente PUM “es que las taquillas solo están en los institutos americanos”. O como cuando estás esperando que te venga ya por fin la menstruación y PUM “a algunas mujeres les duele”. O como cuando mirabas los sujetadores de tu madre a esperas de usar tú uno de esos y PUM “no todos los pechos son igual de grandes”. O como cuando esperas que pongan un capítulo de una serie en la tv y PUM, es reposición o PEOR, cambio de programación. O como cuando comes pipas, te crees que la que va a la boca va a ser ya la última pero ah amigo PUM, está amarga. O como cuando llegabas a casa del instituto pensando en macarrones y PUM “hoy tocan lentejas”. O como cuando abres seriesyonkis en busca del último capítulo de himym y PUM, “en EEUU es fiesta y hasta la semana que viene no se estrena”. O como cuando te crees que hay puente y PUM “en esta comunidad no es festivo”. O como cuando crees que el (macho) Hércules se va a mantener en primera y…bueno, ¿a quién queremos engañar?
Pues así de chasco ha sido. Es verdad que lo he hecho por correo, sin ser el día de las elecciones, en un momento en el que estoy bastante descontenta con la política en general – tema en el que podría extenderme y mucho pero no es el caso - y me he aclarado con las papeletas sentada en un bordillo de la calle; pero de todas formas esa ilusión de votar por primera vez se ha estampado contra las gafas de la idiota que me ha atendido en correos, y perdón por lo de idiota. Bueno, en realidad no.
En fin, supongo que el ramo de flores y la tarjetita de “gracias por participar” me llegará durante esta semana.
¡Viva la (¿)democracia(¿)!
(me creo que este es mi diario, ¿y qué?)
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